Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Romanos 13:13
Al hombre de nuestra historia le gustaban las fiestas y también el alcohol, por lo que lo único que recordaba de la fiesta de fin de año, era que alguien le había disparado en la cabeza.
Al día siguiente despertó con un dolor punzante en la cabeza, pero a medida que el dolor se iba yendo, también se iban yendo sus recuerdos del incidente. Así fue hasta que, después de un largo tiempo, y debido a que la cabeza le molestaba mucho, decidió ir al médico, convencido que tenía un tumor.
Grande fue su sorpresa cuando el médico descubrió que, lo que en realidad tenía en la parte posterior del cerebro, era una bala calibre 22. Si bien la herida había sanado, la bala le causaba constantes dolores de cabeza.
Luego de la cirugía, le entregaron la bala. Quizás le sirva como recordatorio y le ayude a comportarse como sugiere Pablo en el texto para hoy: viviendo decentemente, evitando inmoralidad y libertinaje.
No es necesario recordarle que la carta que Pablo escribió a la iglesia en Roma, fue escrita también para los cristianos de todos los tiempos. Esto significa que el pasaje también se aplica a nosotros.
En verdad, el Señor Jesús, quien entregó su vida como un sacrificio para ganar nuestra salvación, es honrado cuando nosotros vivimos cada día en gratitud a él, y en servicio a los demás.
ORACIÓN: Señor de la vida, te doy gracias por haberme rescatado del pecado, el diablo, y la muerte. Enséñame a ver las oportunidades que me das cada día para llevar tu amor y tu misericordia a quienes me rodean. En el nombre del Redentor crucificado y resucitado. Amén.
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