Malachi 3:7-18

La multitud de versículos de la Biblia que hablan del dinero, son prueba de que Dios está muy interesado en nuestras finanzas personales. Por ser esto un elemento tan esencial de nuestras vidas, Él utiliza el dinero para enseñarnos mayordomía, autocontrol, y probar nuestra obediencia a Él.

Tal vez una de las mayores pruebas del Señor, tiene que ver con nuestra disposición a dar. La ley del Antiguo Testamento ordenaba hacer contribuciones financieras para el mantenimiento del templo y el sostén de los levitas que servían allí. Y el Nuevo Testamento dice a los creyentes que pongan aparte regularmente una porción de sus ingresos para la obra del reino (1 Co 16.2).

Sin embargo, los temores y las excusas nos impiden a veces cumplir fielmente con esta responsabilidad que Dios ha dado. Nos parece que es una tontería regalar el dinero que necesitamos para pagar nuestras cuentas. Pero el Señor promete inundar de bendiciones a quienes le obedezcan en esto. Dios nos invita a probarle para ver si Él es fiel  (Mal 3.10).

Al descuidar nuestra responsabilidad de dar al Señor, cometemos cuatro pecados. Manifestamos incredulidad en su integridad y poder, ingratitud por todo lo que nos ha dado, y rebeldía contra sus mandamientos. Y dado que la primera parte de nuestros ingresos le pertenece a Él, quedarnos con ella equivale a robarle a Dios.

No piense que su situación económica es demasiado difícil para Dios, lo que haría que el incumpliera su promesa. Nuestra confianza en su Palabra depende de su omnipotencia y de su carácter, que no son afectados por los problemas económicos que tengamos. Confíe en Él, y dé con generosidad.

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