Cuando caemos en la mentira de que Dios necesita de nosotros, de nuestro tiempo, de nuestra atención, de nuestros diezmos…. todo se sale de perspectiva. Dios anhela estar con nosotros por lo que somo para Él, no por lo que le podamos dar.
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…