Fervientes en espíritu.

 

Romanos 12:11

 

Uno de los defectos más arraigados de la humanidad es la carencia de entusiasmo individual. A menudo, nuestros fracasos en lograr lo que deberíamos lograr, son resultado directo de la apatía y la falta de compromiso. Pero si usted es cristiano, eso no debe ser así.

 

El entusiasmo requiere resolución y persistencia respaldadas por el Espíritu, no simples buenas intenciones humanas. Henry Martyn, el incansable misionero de la India, dirigió su ministerio con entusiasmo y fervor bíblicos. Era su deseo “consumirse por Dios”. Y el apóstol Pablo nos exhorta a que “no nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gá. 6:9).

 Haga clic aquí para visitar la página de Gracia a Vosotros