Este es uno de los coros que casi nunca se oyen a menos de que visites una granja. Todas estas ovejas no paraban de arremedar al señor cada vez que él hacia un ruido.
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?