Lucianne ya tiene 90 años de edad y es legalmente ciega. Pero ella y su compañero de baile, ¡saben cómo mantenerse joviales! ¡La vida que Dios nos regala es preciosa!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.