Este hijo sorprendió a su padre con algo que había tenido que vender hacía 20 años, y parecía irrecuperable. Mire su incredulidad al minuto 3:30 cuando se revela la sorpresa.¡Usted no podrá parar de sonreír!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?