Este señor se puso a contar los billetes que tenía mientras que su hermosa pequeña bebé no paraba de reír al ver como su papá contaba. Naturalmente la hermosa y contagiosa risa de la bebita se le pegó a los papas y tambien se te pegará a ti!
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…