Este pequeño compadre no pudo aguantarse la emoción de tener una nueva pelota roja como juguete. Después de correr tras de ella se tropezó y salió volando y tras darse semejante vuelta y golpe el perro no dejó de correr tras su pelota roja
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?