Este hombre vio una jaula llena de pavos y no dudo en imitar el particular ruido que carateriza a estas aves. La sorpresa fue que después de hacer el ruido, todos los pavos empezaron a contestar emitiendo el mismo sonido.
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?