Los hombres valientes trataban de romper el vidrio con un palo, pero era imposible. De repente, uno de los hombres sintió bajo el agua la mano de la mujer tomando su mano, y pudo sacarla por la ventana. ¡Alabamos a Dios por un rescate tan milagroso!
Como seguidores de Cristo y creyentes de Sus promesas a menudo dejamos de concentrarnos en JESÚS y en cambio nos concentramos en nuestras presentes circunstancias. Queremos caminar por fe pero eso puede ser un largo camino…