2 CORINTIOS 5.6-8

Percibimos nuestro mundo por medio de la vista, el oído, el olfato, el gusto y tacto, y respondemos de acuerdo con la información obtenida por estos cinco sentidos. Pero Dios nos dice que hay una realidad superior, a pesar de lo que parece ser verdad a nuestra percepción. Y nuestro Padre celestial nos ordena que andemos por fe, no según lo que vemos.

¿Qué es, entonces, la fe cristiana? Es la convicción absoluta de que Dios es todo lo que Él dice ser en su Palabra. La verdad de quién es Él solo depende del Todopoderoso; no se basa en nuestras opiniones, circunstancias o sentimientos. Tampoco es algo que pueda medirse científicamente. Recordemos que la fe es un don del Señor, no algo que nosotros creamos (Ef 2.8). Por tanto, podemos pedirle su ayuda si titubeamos en la fe.

Andamos por fe mediante nuestra conducta, estilo de vida y decisiones. El Espíritu Santo guía nuestros pasos, y nosotros obedecemos resueltamente. Es importante pedir su dirección y sabiduría, esperar que Él contestará y suplirá nuestras necesidades, y confiar en que Él sabe lo que es mejor.

A veces, por supuesto, cometeremos errores. Pero Dios siempre estará allí para perdonar nuestros corazones arrepentidos y ayudarnos a volver al buen camino. Al crecer en una relación más profunda con Cristo, nos centramos más en Él, y nuestra confianza crece.

Si tratamos de manejar la vida por nuestra cuenta, el estrés puede ser abrumador. ¡Qué maravilloso es que nuestro Creador nos ofrece descanso y paz cuando confiamos en que Él dirigirá todo lo que hacemos! Nuestro infinitamente sabio, amoroso y soberano Padre celestial es perfectamente capaz de cuidar de sus hijos. Nuestro Padre celestial es perfectamente capaz de cuidar de sus hijos.

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