Este abuelito obtuvo un poco de ayuda de parte de su nieta para poder completar unas cosas de lista de “quehaceres”. La gran sorpresa vino al final de este gran comercial.
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…