En este concierto, el músico Coffey Anderson fue acompañado por el bailarín más lindo que jamás hemos visto: ¡su pequeño bebé! ¡Esto tiene que ser el concierto más bello jamás!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?