En medio de la angustia clamé al Señor, y él me respondió y me dio libertad. – Salmo 118:5

Un hombre pasaba por un gran sufrimiento. Al ver que sus amigos trataban de consolarle, les dijo: “El mejor consuelo que ustedes me pueden dar es escuchar con atención mis palabras”.

Y es exactamente eso lo que necesitamos cuando pasamos por problemas: alguien que esté dispuesto a escucharnos. Ese ‘alguien’ es Dios. Él quiere que le cuentes tus problemas, tus frustraciones, tus miedos, tus fracasos, y también tus alegrías y tus anhelos. Presenta todo lo que está en tu corazón a Dios, y él te mostrará cuánto te ama, dándote fuerzas por medio de su Santa Palabra, que dice: “En medio de la angustia clamé al Señor, y él me respondió y me dio libertad.” (Salmo 118:5)

ORACIÓN: Querido salvador Jesús, gracias porque me escuchas con tanta atención y cariño. Llena mi corazón con tu Palabra para que allí encuentre el consuelo y la fuerza que solamente tú puedes darme. Amén.

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