Todos estos chimpancés fueron robados de sus madres y encerrados en celdas para ser usados con propósitos de experimentación. Afortunadamente esta institución los rescato y trajo a un santuario en donde podrán pasar días más libres y felices.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.