En una vuelta al supermercado este pequeñín descubrió que las puertas automáticas eran nada más y nada menos que magia pura! Un buen recordatorio de cómo apreciar hasta las cosas más sencillas!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.