Cuando el carro de un hombre salio de control en un puente y callo hacia las aguas frias del mar estos buenos samaritanos decidieron actuar y de esta manera rescatar al pobre hombre.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.