La leona Kiara fue rescatada por un hombre llamado Adolfo y ahora años más tarde Kiara crece feliz en otro hogar. Cuando Adolfo regreso para visitarla la leona ya grande no pudo contener la emoción y lo recibió con abrazos.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.