A la hora de la cena este perro solo quería que lo dejaran comer, pero su amiguito muy travieso e inquieto no quiso parar de jugar y de interrumpirle su cena. Hacen una buena pareja dispareja!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.