Este doctor tiene la gran costumbre de darle la bienvenida a cada uno de los niños que recibe cuando nacen en su sala de partos. Que gran manera de comenzar y de celebrar la vida.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.