A veces no es fácil tratar con el silencio, especialmente cuando queremos una respuesta inmediata y clara. A veces Dios responde en silencio y a veces nos deja pensar para que podamos entender su respuesta y confiar en su fidelidad.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.