Cuando este patito vio su pequeña piscina por primera vez no sabía qué hacer. Pero poco a poco fue metiéndose y luego simplemente no podía contener su alegría. ¡Tiene que ver su victoria al final!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.