El tiempo y la familia son dos de las cosas con mayor valor para un ser humano. Cómo los ves y los tratas es un reflejo de lo que hay en tu corazón. Es tiempo de mirar con cuidado qué está pasando alrededor.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.