Este hombre padece de una ligera discapacidad pero eso no tiene nada que ver con la gran amistad que sus pequeños cachorros le demuestran. Las verdaderas amistades perduran a pesar de cualquier obstáculo.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.