Bandit vivió en una celda durante toda su vida hasta que la gente de la asociación “Gut Aiderbichl” que es un santuario para animales llegó a rescatarlo. La emoción y felicidad de la res es evidente y muy conmovedora.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.