Kai, de tan solo un año de edad ya sabe bailar al ritmo de su música favorita. Primero sostiene el celular sin saber que hacer pero cuando la música comienza a sonar lo hace a un lado para poder moverse con más facilidad.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.