Solomia comenzó a cantar el clásico de la ópera ‘Tiempo de Decir Adiós’ y se escuchó la voz de un ángel. Su actuación fue tan hermosa que la juez Lena no podía dejar de llorar. Y no está sola. GUAU ¡Qué voz!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.