Cuando se dispuso a llevarles a las personas sin hogar los paquetes con zapatos y calcetines limpios, nunca se imaginó que Dios le guiaría a darles también la camisa de su espalda … ¡LITERALMENTE! Dios bendiga a este hombre.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.