A veces queremos que nuestro mundo sea mejor y solo vemos las cosas por su lado mas gris. Pero, ¿que tal si en elugar de hacer eso mejor nos dedicamos a cambiar nuestra actitud? No perdemos nada con intentar.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.