Cuando una roca de 20 toneladas llegó rodando por accidente de un sitio de construcción hacia esta iglesia, parecía ser el final. ¡Pero lo que sucedió después es difícil de explicar!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.