Lila ama a la perrita de sus abuelos “Lucy” y apenas acaba de descubrir que la puede abrazar todo el tiempo y ahora no puede dejar de hacerlo, de la misma manera que nosotros no podemos dejar de veras juntas.
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…