Nuestras mascotas sienten emociones, igual que nosotros. Cuando el dueño de este perro murió, él no podía dejar de llorar a su amo. Tratando de superar el dolor, estaba literalmente llorando. Esto es tan desgarrador, pero conmovedor. Es sólo otro testimonio de que los perros son criaturas verdaderamente especiales de Dios