Mientras hacían un viaje de senderismo, estos hombres fueron descubiertos por una familia de gorilas. Gracias a Dios, los hombres mantuvieron la calma, y lo que pudo haber sido una situación peligrosa se convirtió en algo increíble. ¡GUAU!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.