La leona Kiara fue rescatada por un hombre llamado Adolfo y ahora años más tarde Kiara crece feliz en otro hogar. Cuando Adolfo regreso para visitarla la leona ya grande no pudo contener la emoción y lo recibió con abrazos.
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?