Estas madres estuvieron al lado de sus hijos toda su vida con sacrificio y nobleza. Y triunfaron con toda victoria de sus hijos, fuera grande o pequeña. ¡Tuve lágrimas!
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.