Gina era una buena atleta, que quedó paralizada de la cintura para abajo en un terrible accidente. Pero cuando conoció a su príncipe azul, ella estaba decidida a sorprenderlo el día de su boda. ¡Y sorprendió a todos!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?