Esta bebita tiene sólo unos meses de edad, pero no es nada tímida de encontrar el mejor asiento de la casa, frente a su mascota. Al parecer, ¡a su perrito no le molesta nada tampoco!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?