Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. – 2 Crónicas 6:14

Primera historia – No hace mucho, un pastor decidió quemar unos cuantos ejemplares del Corán, ante lo cual una gran parte de la comunidad cristiana protestó. Algunos pastores se indignaron tanto, que el domingo siguiente, en vez de leer de la Biblia, leyeron partes del Corán.

Segunda historia – No hace mucho, una organización relacionada con Al-Qaeda invadió una Iglesia Católica en Bagdad. Al sacerdote que estaba dando misa le ordenaron que se tirara al piso y, cuando lo hizo, le dispararon. La mayoría de los 120 cristianos presentes terminaron muertos o heridos.

Explicación: he tratado de presentar esos hechos de la manera más imparcial posible. Aún así, si alguien me pregunta: ¿Por qué?, no me faltan ganas de decir que es porque el islamismo es ‘malo’.

Pero en realidad menciono esas dos historias porque el otro día una madre joven me dijo: “Todas las religiones son más o menos lo mismo”.

Creo que estas historias muestran claramente que el cristianismo y el islam NO son lo mismo.

Sea que uno crea o no en la guerra, o que uno esté de acuerdo o no con la política exterior con respecto al Medio Oriente, hay muchos jóvenes cristianos que han puesto sus vidas en el frente de batalla en nombre de la paz, la esperanza y la democracia de una nación oprimida.

Al menos parte de su motivación nace de la fe que tienen en el Salvador que vino a este mundo a dar su vida como rescate por nuestra libertad. Habiendo sido transformados por la gracia y la compasión de Jesús, estos jóvenes quieren ayudar a los más desafortunados.

No, no son misioneros, pero el espíritu que los envió encuentra sus raíces y responde al Salvador.

Como dice el texto: “No hay Dios como tú”. Ni en el cielo ni en la tierra hay un dios como nuestro Señor, quien cumple sus promesas y muestra su inquebrantable amor por quienes siguen sus pasos con todo su corazón.

ORACIÓN: Señor Jesús, te damos infinitas gracias por tu amor y tu sacrificio increíble que nos trae salvación. Haz que todo el mundo vea la grandeza de tu gracia. En tu nombre. Amén.

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