El humano de este gatito es sordomudo, pero eso no detiene a este precioso gato de ser escuchado. Hace el gesto para la palabra “”comer”” cuando quiere su merienda. ¡Qué dulce es esto!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?