Es muy fácil llegar a quedar tan envuelto en la vida propia, pero estos maravillosos actos de bondad le inspirarán.- ¡Dios, ayúdame a amar a mi prójimo como Tú me has amado!
El Señor Jesucristo rodea a todos los creyentes con su presencia (Sal. 119:151). Cuando usted tiene un pensamiento, el Señor está cerca para leerlo; cuando usted ora, el Señor está cerca para oír la oración; cuando necesita su fortaleza y su poder, Él está cerca para darlos.