Este pequeño caballo ha encontrado su persona favorita y aparentemente es por que le gusta mucho que le rasquen la espalda. Mira como sigue a su dueño y como pide que la sigan acariciando.
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…