Los turistas en Washington DC fueron sorprendidos por algo maravilloso. Hombres y mujeres de las fuerzas armadas aparecieron de repente para dar una presentación que nadie olvidará.
Abandonado a su suerte, el hombre se destruirá a sí mismo yendo tras placeres y deseos egocéntricos. Dios tiene un plan mejor para nosotros: dirigirnos hacia la libertad perfecta en Cristo, guiados por su tierna mano. Cuando nos desviamos, Él aprieta su mano y nos hace volver al buen camino.