Este gatito no ama nada más que ser acariciado y acurrucarse con su humano. Y ha encontrado la forma más linda para devolver el favor. ¡En serio, esto es demasiado bello!
Si puso tanto cuidado en cada uno de nosotros, y si aún los detalles que parecen insignificantes para nosotros, Dios los conoce y no pasa nada por desapercibido, ¿por qué creer que no le importamos o que tiene cosas más importantes que atender?