En una vuelta al supermercado este pequeñín descubrió que las puertas automáticas eran nada más y nada menos que magia pura! Un buen recordatorio de cómo apreciar hasta las cosas más sencillas!
Muchas personas creen equivocadamente, que aun viviendo una vida disoluta y alejada de lo que Dios dice en sus mandamientos, al final él igual va a perdonarlos. Pero, pensar así, es una falta total de responsabilidad. Por otro lado…